Viajar a Palma es un regalo doble: te ofrece una ciudad mediterránea, única a nivel cultural, arquitectónico y gastronómico, pero además es una puerta de entrada para visitar una isla sencillamente maravillosa.
Palma cuenta con una ubicación privilegiada para poder hacer excursiones de ida y vuelta a rincones azules y verdes (en todas sus variantes cromáticas), para ir al mar o la montaña, para visitar lugares que son Patrimonio de la Humanidad, descansar en pueblos encantadores y emocionarse con puestas de sol inolvidables. Una isla, mil y una sensaciones. Todas propias, todas diferentes. Porque Palma y Mallorca son un regalo que viene junto y que debes aprovechar.
Visita obligada a este núcleo turístico y residencial, de aspecto sosegado y legante, donde se combinan playas de arena con zonas de roca. Pollença es muy popular entre los practicantes de kite surf y otros deportes náuticos. Es además puerto de salida de embarcaciones que recorren los acantilados de Formentor.
El Port d’Alcúdia es otro núcleo turístico elegido por muchos mallorquines como segunda residencia. Ciudad amurallada con legado romano, se trata de una de las grandes sorpresas culturales del norte de Mallorca. Cuenta con una amplia oferta para la práctica de deportes náuticos como vela, kayak, surf o paddle surf, en todos los niveles
El sur de Mallorca es la zona de los grandes arenales que combinan blanco y turquesa. La postal que muchos asocian con la isla tiene esta denominación de origen. Y dentro de estos arenales, el más conocido y espectacular es Es Trenc, de fácil acceso y que, junto con el Salobrar de Campos —zona de humedales y estanques salineros—, forma…
Este archipiélago de 18 islas e islotes está declarado como Parque Nacional Marítimo-Terrestre. Para visitarlo y practicar un pooc de turismo de naturaleza hay que contratar alguna de las excursiones que parten de la Colònia de Sant Jordi. El trayecto dura 35 minutos hasta llegar a la isla de Cabrera.
Hay nombres que ya evocan lo que te espera. Es el caso del litoral situado entre Cala Magraner y Cala Domingos y que se conoce como ’Cales de Mallorca’. Se trata de un área de espectaculares zonas de baño donde se alternan núcleos turísticos como Cala Domingos con calas vírgenes como Cala Varques. Al sur, en Felanitx, encontramos el encantador puerto natural de Portocolom.
El Parque Natural de Mondragó es una zona protegida con itinerarios señalizados para realizar a pie o en bicicleta a través de un paisaje agrícola con edificaciones de piedra en seco y dos playas paradisíacas de arena fina y aguas turquesas: Sa Font de n’Alis y S’Amarador.
Los pueblos del levante mallorquín son especiales por su combinación de tradición y vanguardia, al combinar su patrimonio arquitectónico y artístico con excelentes museos y galerías de arte. Un buen ejemplo son Artà, Capdepera (con un recinto amurallado de postal alzándose sobre una colina), Felanitx (población natal del genial Miquel Barceló)…
La zona este de Mallorca tiene tres tesoros bajo tierra: las cuevas de Artà, del Drach y dels Hams. Descubiertas por el azar, el agua, que incluso se acomoda en lagos interiores, ha moldeado durante años sus cavidades, hoy visitables e iluminadas. Estas cuevas son escenario además de conciertos y espectáculos de todo tipo.
Un viaje al interior de la isla, al corazón rural de Mallorca, supone una aproximación al origen de los productos básicos de la isla, como las almendras, el aceite, la sobrasada, los higos…También estamos en tierra de vinos, pues en esta zona se localiza la Denominación de Origen Binisssalem.
El interior de Mallorca es custodio de la esencia rural, cultural, gastronómica y festiva de la isla. Pueblos como Sineu, Inca, Petra o Sa Pobla suponen una inmersión en esta esencia y aún conservan vestigios (molinos, lavaderos y fuentes) que ilustran en su contexto la forma de vida de hace tan solo unas décadas.
Orgullo natural de la isla y ya patrimonio de toda la humanidad, la Serra de Tramuntana es una visita obligada en Mallorca. Atraviesa 19 municipios y está sembrada de caminos empedrados, bancales, hornos de cal y casas de nieve. Ofrece además una combinación única de pueblos de montaña encantadores con alguna de las mejores calas de Mallorca…
Montaña con mar. Ese es otro de los regalos de la Serra de Tramuntana, que cuentan con algunas de las calas más espectaculares de Mallorca y del mediterráneo. Te avanzamos y destacamos Sa Calobra, a la que se accede por una carreta sinuosa, o bien desde el puerto de Sóller. En esta cala desemboca el Torrent de Pareis, torrente que ha sido…
La Serra de Tramuntana cuenta con pueblos grandes y pequeños, todos encantadores, que merecen una parada tras difrutar del paisaje en el trayecto que los comunica. Citamos aquí algunos imprescindibles: Valldemossa, Banyalbufar, Estellencs, Deià, Sóller y Pollença.
Hay puestas de sol espectaculares, musicales, silenciosas…Y luego está la que se vive en Sa Foradada, mágica gracias a este saliente rocoso agujereado en el extremo. La postal de colores cuando el sol se acuesta te eriza la piel.