Casco histórico - Cada calle, un tesoro
El centro histórico de Palma es una maravilla arquitectónica y cultural. De trazado medieval, se trata de uno de los cascos viejos más grandes y mejor conservados del mediterráneo y de Europa. Cada calle y cada pequeño callejón es un tesoro que esconde puertas abiertas y patios de antiguas casas señoriales (los ‘casals’), edificios modernistas, comercios emblemáticos, museos y galerías de arte moderno. Es muy fácil perderse y es recomendable que ocurra. Y recuerda: hacia abajo, te espera el mar.
Palma Baja
El casco histórico de Palma, la zona intramuros, se divide en Palma Alta y Palma Baja. Te proponemos empezar cerca del mar e ir subiendo hasta la Catedral y el Palacio de la Almudaina. Te proponemos empezar por el Baluard de Sant Pere (1), con vistas al Paseo y lugar donde mejor se observa la antigua muralla que rodeaba la ciudad. Este espacio alberga además el Museu d’Art Contemporani de Palma, con obras de Picasso, Barceló y Tápias, entre otros. De ahí podemos subir en paralelo al Torrent de Sa Riera (2) (que antes cruzaba el centro de la ciudad) y entrar ya en el casco histórico desde la Porta de Santa Catalina.
Ya estamos en el casco histórico y podemos dirigirnos a la iglesia de la Anunciación (3), donde se ubica el Cristo de la Sangre, el más venerado de la isla y que sale en procesión hacia la Catedral cada Jueves Santo. Toca luego una visita obligada: el Casal Balaguer (4), el patio visitable mejor conservado de Palma. Podemos luego dirigirnos a la Calle Unió (5) (por donde antes discurría el Torrent de Sa Riera) y llegar hasta la plaza del Mercat y de Weyler, donde nos esperan joyas modernistas como el Gran Hotel (6), edificio modernista que alberga el museo CaixaForum y una exposición permanente del genial pintor Anglada Camarasa, y la fachada colorista del Forn des Teatre (7), delicia para la vista por fuera y delicia para el olfato y el gusto por dentro.
Palma Alta
Subimos y nos dirigimos hacia la parte ‘alta’. Hacia la Plaza Mayor (8), de la que salen dos de las principales arterias comerciales de Palma: Sant Miquel y Sindicat. Buen lugar para explorar las plazas cercanas y ‘escondidas’ del Banc de l’Oli (9), Mercadal (10) o de la Quartera (11). Parada obligada en uno de los comercios emblemáticos de la ciudad y la isla: Can Joan s’ Aigo (12), en la calle de Can Sanç, donde podemos saciar hambre, sed y curiosidad con sus delicatessen locales: helados, horchatas de almendra, ensaimadas, cuartos, coca de patata…
La ruta nos lleva a una calle muy intensa: Can Savellà (13), donde se concentran algunos de los mejores patios de Palma, como el de Can Catllar de Llorer , Can Vivot y Can Juny. Podemos luego dirigirnos a la Plaza de Cort (14), donde se ubican el Ayuntamiento y la “Olivera” de Cort, un espectáculo natural de 600 años y un tronco de giros imposibles que oficia de punto de encuentro de amigos y enamorados.
Hacia la Catedral
De la plaza del Cort nos dirigimos a la plaza de Santa Eulalia (15), desde donde podemos ir a la calle Montesión (16), donde se piensa que se ubicaba la antigua sinagoga de Palma. Continuamos por la calle Portella -17- (a la que se puede acceder también desde el Parc de la Mar), otra vía repleta de edificios históricos: Ca la Gran Cristiana (Museo de Mallorca, otro casal visitable), Can Pasqual, Can Fontirroig, Can Espanya- Serra, Can Morei-Santmartí, Can Formiguera, Cal Comte d’Espanya, Cal Marqués de la Torre o Can Gordiola.
Seguimos y llegamos al Palacio de la Almudaina (18), palacio real de Palma y una de las residencias oficiales de la Casa Real Española. Ubicado frente a la Catedral, no la desmerece, sino que conforma con ella un conjunto espectacular: hablamos de una de las joyas arquitectónicas y paisajísticas de Palma, que recoge ese mestizaje artístico que define y hace única a la ciudad. Y cerramos la ruta en la Catedral de Mallorca (19), espectacular por dentro (imponente, luminosa y elegante gracias a Gaudí, única y vigorosa gracias al mural de Barceló) y por fuera (verla reflejada en el Parc de la Mar -20-, a sus pies). Hablamos del gran icono de Palma y de una visita imprescindible e inolvidable. Ya nos dirás si exageramos…