Explorar una ciudad es descubrir y conocer su patrimonio cultural y social. Y en este sentido, vale la pena acercarse hasta la iglesia de la Anunciación de María para, más allá del propio edificio, acogedor y espacioso, visitar el Sant Crist de la Sang (Santo Cristo de la Sangre), uno de los más venerados en Palma y en toda la isla de Mallorca. Un ejemplo: más de 20 mil cofrades se reúnen cada jueves santo para salir con su imagen, tallada en madera de alcornoque, en procesión hasta la Catedral de Mallorca. La talla, protegida por un cristal, se visita subiendo unas escaleras.

Si tienes tiempo, muy cerca de la la parroquia de la Anunciación se encuentran los bellos jardines de la Misericordia. Otra opción (a elegir o complementar) es pasear luego por la Rambla de Palma o hacer unas compras en las vecinas calles de Oms o Sant Miquel, que forman parte de una de las zonas más tradicionales, vivas y neurálgicas de Palma: la Plaza de España.